30 años dan para muchas anécdotas
La velocidad de la red, los servidores, la conexión a internet, los sistemas y los dispositivos… son muchas las cosas que han cambiado en estos 30 años en la informática y la programación. En este gran salto, el protagonismo es de todos y cada uno de los y las profesionales que han dedicado su esfuerzo y trabajo a cubrir las necesidades tecnológicas de la Universitat Jaume I. Este último artículo retrospectivo es un homenaje a todos ellos.
30 años dan para mucho y como habéis podido leer en estos últimos artículos la forma en que trabajaban los primeros informáticos poco tiene que ver con la de ahora y los sistemas y equipos que se utilizaban han evolucionado de forma espectacular. En estas tres décadas, las tecnologías de la información (TI) se han demostrado estratégicas para el desarrollo y funcionamiento de la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló. Desde sus inicios, los y las profesionales de la informática se han convertido en un elemento clave del engranaje de la Universidad. Lo han demostrado en numerosas ocasiones, la última y más reciente durante esta crisis por la Covid-19, con el confinamiento, el teletrabajo y la docencia en línea.
De usuarios poco familiarizados con la tecnología
En estas tres décadas la tecnología ha cambiado y evolucionado, pero también el trato con los usuarios. Antes, prácticamente nadie tenía un ordenador en casa y estaban poco acostumbrados a sentarse delante de una pantalla. Todo ello ha hecho que durante estos 30 años los informáticos y informáticas de la UJI se hayan encontrado con situaciones inverosímiles, curiosas y, a veces, un tanto graciosas. Los primeros ratones, por ejemplo, provocaron alguna que otra queja porque algunos usuarios no conseguían hacerse con su manejo. Algunos informáticos han visto “literalmente pasar el ratón por delante de la pantalla o intentar que siguiera por la pared” cuando acudían a un despacho porque el ratón no funcionaba. En esa época, en las salas de ordenadores, los ratones estaban atados con bridas y las tapas de la base pegadas para que nadie se llevara las típicas bolas que había dentro de los mouse.
Los usuarios no tenían los conocimientos informáticos que tienen ahora. “En los años 90 la informática era algo extraño para los usuarios y no sabían como reaccionar”. Con los primeros Mac muchos tenían miedo a la hora de expulsar los disquets porque tenían que seleccionar la papelera y eso les creaba mucha confusión. Con los fax, también, se generaron situaciones chocantes. Había quien pedía hacer una copia antes de enviar un fax, porque pensaba que la máquina destruiría el papel o se lo tragaría.
“No utilizaré el email en mi vida” se quejaban algunos
La gente estaba acostumbrada a escribir a mano, a utilizar el lápiz y el papel y, como mucho, la máquina de escribir. Así que cuando llegó el correo electrónico, algunos usuarios mostraron su descontento y aseguraban que no entendían para qué servía si podían continuar enviándose cartas por correo postal. Alguno se atrevió a gritar que nunca en su vida utilizaría el email. La realidad es tozuda y “ha demostrado que ahora no puedes dejar ni cinco minutos a los usuarios sin este servicio”.
A usuarios que saben más que el o la informática
Con los años, “la informática se ha convertido en una utility como lo es la electricidad o el agua” asegura uno de los profesionales más veteranos del equipo TI de la Universidad. Esa dependencia inicial casi total del profesional técnico ha quedado totalmente atrás. “Ahora hay quien sabe o cree saber más que nosotros y quien directamente pasa de nosotros”. Aunque no lo vean con malos ojos, estos profesionales advierten de los riesgos que puede comportar esa “informática en la sombra” que puede provocar “pérdidas de datos o fallas de seguridad” de las que muchos usuarios no son conscientes.
Peleas por las primeras News
Los propios informáticos también protagonizaron alguno de estos episodios curiosos. Al principio, la conexión a internet era muy lenta y la información viajaba por un mecanismo que denominaban News con diferentes canales de información que recogían noticias. Como el tráfico era superior a la capacidad que tenían, se configuraba el sistema para decidir qué tipo de contenidos llegaban y cuales no. Entonces, “perseguíamos a la persona que se encargaba de la configuración para que pusiera unos u otros temas. Ahora nos parece surrealista” dice uno de los veteranos. Para hacernos una idea, “un par de vídeos de Youtube consumirían la capacidad que teníamos entonces. La UJI era el único punto de la provincia donde había conexión a Internet y para que no se colapsara teníamos que regularlo”.
Primer dispositivo inteligente

Algunos quizás ni os acordáis y otros os suena algo de un conejo inteligente. Se llamaba Nabaztag (conejo en armenio) y se convirtió en compañero del Servicio de Informática durante unos años. Fue uno de los primeros gadgets del Internet de las cosas (IoT) y, conectado a la red Wi-Fi, se comunicaba con mensajes de voz, luminosos o moviendo las orejas. Se podía configurar la hora, el tiempo o, incluso, mensajes directos. A finales de la primera década de los años 2000, algunos miembros del servicio lo compraron de segunda mano. “En el Servicio lo usábamos en aplicaciones, para que avisara de alertas cuando caía un servidor o había files systems llenos” explica uno de los informáticos que lo utilizaba y que recuerda cómo lo integraron al software de alarmas Icinga. La historia es que la compañía que había detrás del conejo luminoso quebró y dejó a centenares de usuarios colgados. Ahora el proyecto sobrevive a base de voluntarios.
La fuerza del equipo
Pero las anécdotas no son solo con la informática y los usuarios. Los almuerzos, las paellas, las bromas con carteles publicitarios o los desfiles con tambores y dolçaines para celebrar la boda de un compañero, forman parte de la memoria colectiva del equipo TI de la UJI. Los más veteranos recuerdan las primeras jornadas interminables, para ponerlo todo a punto. Hubo quien se olvidó del reloj y su colla de amigos tuvo que plantarse en su despacho para llevárselo de fiesta. Las primeras cenas de Navidad eran muy familiares y reunían a todos los trabajadores de la Universidad. La institución ha ido creciendo y también los equipos de los diferentes servicios. Justo en este aniversario y en unos tiempos tan atípicos, no hay nadie que, con cierta nostalgia, no anhele aquellas reuniones de compañeros y amigos.