Votación electrónica en las universidades en tiempos de pandemia
Llevamos un año hablando del salto en la transformación digital que ha impulsado la pandemia en organizaciones, empresas e instituciones. En las universidades, las medidas de seguridad y las restricciones han fomentado también el uso de sistemas telemáticos para procesos electorales y votaciones de órganos colegiados. Al menos ocho universidades españolas han celebrado elecciones al rectorado en los últimos meses con votación electrónica.
Hace más de una década que los centros universitarios empezaron a probar sistemas de votación electrónica para los diferentes procesos electorales. En la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló, por ejemplo, se estrenó el sistema de Voto Telemático, desarrollado por la propia universidad y basado en código abierto, con un piloto en dos elecciones a consejos de departamento en mayo de 2009 y “constituyendo una herramienta útil en el marco de la administración electrónica” según consta en el documento Voto y encuestas telemáticas en la Universitat Jaume I. Es un sistema autónomo y estanco que deja toda la confianza en una comisión que custodia la clave de cifrado del sistema.
En 2010, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) se convirtió en la primera en elegir su claustro íntegramente por voto electrónico con una aplicación desarrollada por la compañía Indra. En esta década, ocho universidades catalanas, a través del Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya (CSUC), también han puesto en marcha la plataforma eVot, desarrollada y adaptada por la empresa Scytl, para crear y gestionar comicios digitales. Este tipo de sistemas requieren de un despliegue de seguridad, con muchos actores en los que confiar, por lo que el coste de su implantación se encarece. Otras como la Universidad de Málaga (UMA) han utilizado el sistema Helios Voting de código abierto que permite reconstruir la integridad del proceso electoral, pero para mantener el anonimato del voto se requiere de la intervención de instituciones independientes. Hay quien también se ha decantado por desarrollar su propio gestor de televotación como es el caso de la Universidad de Murcia (UM).
Ocho universidades españolas han utilizado en el último año sistemas electrónicos en elecciones al rectorado
Hasta el inicio de la pandemia, la mayoría de campus habían utilizado este tipo de soluciones tecnológicas para el voto anticipado en elecciones al rectorado o para comicios al claustro, las juntas de escuela o facultad y los consejos de departamento. Con las restricciones y las medidas de seguridad impuestas por el coronavirus, este tipo de sistemas se han hecho más necesarios que nunca. De hecho, en los últimos meses al menos ocho universidades españolas han celebrado elecciones al rectorado con voto electrónico y una novena, la Universitat Politècnica de València (UPV) las tiene convocadas para mayo de este año 2021. Algunas como la Universitat de Barcelona (UB) lo han hecho, por primera vez, íntegramente de forma electrónica y otras como la Universidad de Oviedo (UNIOVI) han optado por la vía telemática complementándola con un proceso de voto anticipado para supuestos concretos. La lista la completan la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), la Universidad de Cantabria (UNICAN), la Universidad de Zaragoza (UNIZAR), la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y la Universidad de Burgos (UBU).
Ventajas
Los sistemas de votación electrónica facilitan y agilizan los procesos de recuento, la accesibilidad y participación, la prevención de errores involuntarios y la movilidad y comodidad para los votantes. Son sistemas que ofrecen suficientes garantías de seguridad, con votos, firmas y claves cifradas, pero que no son inquebrantables. Por eso, el analista de software y gestión de proyecto, Francisco Aragó, encargado de la aplicación de Votación telemática de la UJI, defiende que “es un sistema fiable y válido para un ámbito de actuación concreto” y reconoce que no podría ser utilizado, por ejemplo, en unos comicios de gran envergadura como son unas elecciones generales. Este sistema se usó, por primera vez y de forma exclusiva, en las elecciones del estudiantado al Claustro de la UJI el pasado mes de diciembre y, en los últimos años, lo han utilizado también el Colegio de Arquitectos de la Comunitat Valenciana para escoger su junta y para elegir la junta territorial de Alicante.
Inconvenientes
El anonimato y la trazabilidad y las vulnerabilidades de seguridad son los principales impedimentos para instaurar un sistema de voto electrónico. Y así lo confirma el estudio Benefits and Drawbacks of Remote Voting que analiza siete opciones de voto remoto, desde el voto por correo al voto por internet. El responsable de la investigación, el profesor y fundador del Open Evidence, Francisco Lupiáñez-Villanueva, aseguraba en un artículo publicado por la Universitat Oberta de Catalunya que no existía ningún sistema perfecto porque “una seguridad al 100% nunca está suficientemente garantizada en ningún sistema electoral. Los detractores del voto remoto, y especialmente por internet, cuestionan la transparencia o la posibilidad de manipular los resultados, pero no ven que en los otros sistemas tampoco existe el riesgo cero”. Lo cierto es que el principal riesgo de seguridad se encuentra en el dispositivo o terminal del votante que puede ser vulnerable y estar dominado por un atacante. A todo ello, además, se suma el peligro de coacción, mucho más difícil de evitar en unos comicios telemáticos.
Garantizar el voto en reuniones telemáticas
Está claro que el impulso que ha dado la pandemia a los sistemas de votación electrónica no será un episodio pasajero. Todo apunta que se quedará entre nosotros, al menos por una larga temporada, como muchas otras rutinas que hemos cambiado con la tan nombrada aceleración digital y el teletrabajo. La tecnología no solo facilita los procesos electorales también la votación en reuniones virtuales y es por lo que hace un año se decidió implementar en la plataforma de Gestión de Órganos Colegiados (GOC) de las universidades valencianas un sistema para poder realizar votaciones de forma electrónica e, incluso, contemplar la votación secreta, si se precisa.
Más allá de las votaciones electrónicas en procesos concretos y delimitados o de los sistemas de recuento electrónico, España todavía no ha apostado por el uso del voto telemático en grandes jornadas electorales. Se han hecho pruebas muy puntuales y partidos políticos y organizaciones empresariales lo han utilizado en sus procesos internos. En Europa, solo Estonia ha apostado por implantar el voto electrónico y algunos países como Francia, Holanda o Suiza han tirado marcha atrás sus proyectos. Aunque parece que sea un tema que la pandemia vuelva a poner sobre la mesa, las crecientes y cada vez más sofisticadas ciberamenazas siguen siendo el principal obstáculo para implementar el voto electrónico.
