El teletrabajo, ¿no venía para quedarse?
Más de año y medio después del cambio general hacia el trabajo remoto, muchas organizaciones han reincorporado a los empleados a sus lugares de trabajo tradicionales. Los índices de teletrabajo han ido bajando en los últimos meses y los funcionarios de la administración del estado ya solo pueden trabajar desde casa un día a la semana. Mientras que el 90% de las personas trabajadoras se decantan por un modelo híbrido, el 69% de los cargos directivos apuestan por la vuelta a la presencialidad. ¿Cómo se afrontarán estos desafíos laborales post pandemia?

La llamada desescalada hacia la normalidad y la relajación progresiva de las restricciones por la pandemia ha conllevado una reducción significativa del teletrabajo. Al menos así lo reflejan los datos de la Encuesta de Población Activa, recogidos por la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial: en el segundo trimestre de 2021, un 9,4% de las personas ocupadas teletrabajaban habitualmente en España, casi 7 puntos menos que un año anterior, durante el confinamiento más estricto de la pandemia. Lo cierto es que pasado más de año y medio desde que el teletrabajo forzoso irrumpiera en nuestra actividad laboral, las opiniones sobre este modelo de trabajo son muy diversas, sobre todo si hablamos de personas directivas y empleadas. Según un estudio de la consultora Robert Walters en nuestro país, los trabajadores que han experimentado el teletrabajo durante la pandemia, quieren seguir disfrutando de la flexibilidad que ofrece, en cambio, los directivos defensores de la vuelta a las oficinas, argumentan que desde allí los trabajadores rinden mejor, tienen más creatividad y se fomenta el trabajo en equipo.
Según una encuesta que Atlassian realizó en Linkedin, el 62% de los empleados prefieren combinar el trabajo presencial con el remoto, el 32% puro teletrabajo y tan solo un 7% regresaría a la oficina. Por si esto fuera poco, un nuevo informe de Citrix Systems contempló que el 90% de los millennials y la Generación Z no quieren volver al trabajo in situ a tiempo completo después de la pandemia. La posición de los empleados está clara, pero ¿están dispuestas todas las organizaciones y administraciones públicas a mantener este enfoque flexible?
El pasado 2 de junio, Apple anunció que a partir de septiembre, todos sus empleados deberían trabajar presencialmente desde las oficinas, salvo dos días a la semana en remoto con un máximo de dos semanas al año, y bajo aprobación de la directiva. Esta orden no sentó nada bien a sus empleados que no dudaron en protestar reclamando una política más flexible, recalcando las experiencias positivas vividas por la mayoría de empleados durante el trabajo remoto.
Otro caso muy sonado es el artículo de opinión de la CEO de The Washington, Cathy Merrill, sobre el teletrabajo ya que supuso la huelga de todo su personal que se vio sorprendido y lo sintieron como una amenaza para su estatus laboral por declaraciones como esta: “Como directora ejecutiva, quiere que mis empleados comprendan los riesgos de no volver a trabajar en la oficina”. El teletrabajo, añadía Merrill, puede crear un “fuerte incentivo” para que los jefes conviertan a los trabajadores a tiempo completo en contratistas, a quienes se les paga por hora.
No obstante, un amplio porcentaje de las direcciones están dispuestas a reinventar la metodología de trabajo de sus empresas. En concreto, lo están el 61% de los CEO, con el objetivo de instaurar un modelo híbrido, no sin antes afrontar una serie de desafíos. Para que el trabajo híbrido tenga éxito, las organizaciones deben reforzar los canales de comunicación, valorar por igual ambos tipos de trabajo y adoptar un enfoque flexible en cuanto a las necesidades de los empleados individualmente. Solo de esta forma aseguraremos que este modelo de trabajo híbrido no falle.
El papel de los responsables TIC
Más del 80% de compañías españolas dicen estar dispuestas a adoptar esa demandada flexibilidad laboral en los próximos dos años. En este no tan nuevo entorno, los responsables TIC de las compañías tendrán un papel clave a la hora de garantizar la seguridad de las redes en todos sus espacios, en oficina y en casa.
Ahora que el mundo parece que está comenzando a desbloquearse, las organizaciones deben tener en cuenta cómo gestionar estas nuevas formas de trabajo a largo plazo, teniendo en cuenta que la fuerza laboral va a estar muy distribuida. Algunas ya están elaborando una hoja de ruta con pautas sobre para qué se debe utilizar el espacio de oficina y qué tareas son las ideales para realizar de forma remota.
“Esta es un área en la que creo que veremos ventajas reales para organizaciones más progresistas y creativas que puedan pensar en cómo usar el espacio para construir cultura”, dice CarolineWalsh, vicepresidenta de la división de recursos humanos de Gartner.
Es tal el boom del trabajo híbrido, que algunas empresas han decidido aprovechar este contexto para sacar rentabilidad con las llamadas ‘oficinas calientes’. La idea se basa en alquilar espacios libres de la oficina a terceros, a modo de renting de puestos de trabajo, con el objetivo de sacar provecho a los espacios laborales que debido a la modalidad del teletrabajo se están quedando vacías.
Lo que parece claro es que tanto la directiva como el personal deberían llegar a un acuerdo que sea de agrado para ambas partes y evitar que se produzca un conflicto laboral. El consultor y experto en transformación digital, Enrique Dans, clasifica, en un artículo reciente, las compañías entre trogloditas, reticentes, generalistas y abiertas y advierte que aquellas organizaciones más conservadoras podrán “experimentar el temido efecto Mar Muerto”, de manera que los mejores profesionales se vayan en búsqueda de opciones de mejora y se queden los menos competentes.