Uso de sistemas biométricos en universidades: ¿un arma de doble filo?

Desde el inicio de la pandemia el uso de los sistemas de biometría como el reconocimiento facial para garantizar el control y la seguridad en los diferentes espacios de trabajo, como las oficinas, ha incrementado notablemente. Y aunque en la mayoría de los sectores juega un papel crucial, en el ámbito de la educación, temas tan sensibles como la vulneración de la privacidad del alumnado, generan controversia.

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Que la tecnología ha jugado un papel fundamental en la digitalización de las administraciones e instituciones en el contexto de emergencia sanitaria no es algo nuevo. Para llevar un control a raja tabla de las restricciones en los aforos y cumplir con las medidas sanitarias todavía estipuladas para el nuevo curso, la Universidad Jaume I (UJI) de Castelló, ha estrenado, por ejemplo, este curso 2021/2022 su nueva app móvil gratuita que integra el carnet universitario digital para el acceso a los diferentes servicios del campus.

En el contexto de estos dos últimos años, el uso de herramientas de biometría también han servido de gran ayuda a la hora de validar la identidad de las personas que acceden a espacios de trabajo. La utilización de estos sistemas también se han probado en algunos centros para el reconocimiento del alumnado en exámenes online, pero este uso ha generado mucha controversia. l

Pero, ¿qué son exactamente los sistemas de biometría?

Un sistema biométrico se trata de un dispositivo de identificación que verifica automáticamente la identidad de la persona a través de la medición de alguna de sus características biofísicas. Las herramientas más comunes son las de reconocimiento facial y huella dactilar, que ya tenemos familiarizadas en el momento de acceder a nuestro smartphone o banca digital; control de retina y geometría de la palma de la mano.

En los últimos años, se han diseñado herramientas que recurren al reconocimiento facial para identificar a los alumnos a la hora de realizar un examen a distancia, así como al realizar gestiones en las que es esencial asegurarse de que la persona es quien dice ser.

Casos de uso en el mundo académico

En 2018, TeSLA fue uno de estos proyectos, promovido por la Unión Europea, en el que participaron 23.000 estudiantes (algunos con necesidades educativas especiales) y 500 profesores de siete universidades europeas y con el objetivo de desarrollar un sistema que valide la identidad y autoría de los estudiantes tanto en los exámenes como en el resto de actividades académicas empleando el reconocimiento facial, de la voz y hasta el estilo de redacción.

Uso del sistema biométrico de reconocimiento facial.

La plataforma de educación digital de Telefónica, Miríadax, empleó sistemas de reconocimiento facial para su procedimiento de evaluación, permitiendo reconocer la identidad real de la persona inscrita al curso a la hora de realizar un examen. El alumnado accede al módulo de biometría donde el sistema le solicita la activación de la webcam del ordenador para la toma de tres fotografías que serán empleadas para crear el modelo biométrico, siempre bajo el consentimiento del estudiantado para su uso.

Durante el transcurso del examen, el sistema efectuará capturas de imágenes que serán comparadas con las fotografías de archivo del reconocimiento previo, y serán utilizadas únicamente para la verificación del examen y emisión del certificado digital. La plataforma resalta las ventajas que el alumnado obtiene con el uso de este sistema: el ahorro de tiempo y la reducción de desplazamientos.

Reconocimiento facial en exámenes: el gran debate ético

El reconocimiento facial ya se venía usando en algunas universidades de Estados Unidos para controlar a los alumnos cuando hacen exámenes online. La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), fue uno de los centros que barajó la posibilidad de emplear esta tecnología, concretamente en septiembre de 2020, con un programa informático llamado Smowl para la lectura y recogida de los datos biométricos del alumnado de manera que pueda identificarlos y comprobar que no haya un tercer individuo durante la realización de los exámenes online, mediante el permiso previo de acceso al micrófono, cámara y al escritorio del ordenador.

Examen online durante la pandemia

Tras la queja de algunos estudiantes y las dudas de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) junto con la Conferencia de Redactores de Universidades Españolas (CRUE) frente al uso del reconocimiento facial para realizar exámenes, la UNIR decidió retirar la aplicación del programa. Y es que un año atrás, la AEPD emitió un informe en el que comunicaba que no veía pertinente el uso del reconocimiento facial en los exámenes online.

‘’La pandemia no implica la suspensión de los derechos fundamentales de la protección de datos’’, según recoge el documento de la AEPD

Finalmente, el pasado 27 de julio, la AEPD concluyó que las universidades no podrán emplear el reconocimiento facial para vigilar en los exámenes online, ya que el tratamiento de datos biométricos para identificar a los alumnos habiendo otras alternativas que supongan menos riesgo para la privacidad de los mismos, no está justificado.

Además, el Supervisor Europeo de Protección de Datos (EDPS) y la Junta Europea de Protección de Datos (EDPB) comunicaron una declaración conjunta a finales de junio en la que solicitan la prohibición de estos sistemas de biometría al considerarlos como un riesgo alto para la privacidad y protección de datos.

‘’Una prohibición general del uso del reconocimiento facial en áreas de acceso público es el punto de partida necesario si queremos preservar nuestras libertades y crear un marco legal centrado en el ser humano para la IA’’ Andrea Jelinek, presidente de EDPB

En cambio, en otros ámbitos o áreas, cada vez es más habitual encontrarse con sistemas de biometría sobre todo para acceder de forma segura, como por ejemplo a algunos servicios bancarios.

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