¿Qué les falta a las videoconferencias?

La socialización, la complicidad con los compañeros, el contacto visual cara a cara o el desarrollo de las relaciones profesionales son algunas de las cosas que echamos de menos en las reuniones virtuales. Las herramientas de videoconferencia se han convertido en un gran aliado durante la pandemia por la COVID-19. Pero aunque las compañías tecnológicas siguen lanzando y desarrollando mejoras, hay cuestiones que el mundo virtual sigue sin poder cubrir.

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Durante el estado de alarma por la crisis sanitaria del coronavirus, el tráfico de videollamadas llegó a crecer hasta un 500% en España, según datos de Telefónica. Aplicaciones como Zoom, Google Meet, Microsoft Teams, Jitsi, Skype, WebEX o, incluso, otras menos conocidas como Whereby han visto como se disparaba su número de usuarios. Así, empezaba una auténtica batalla por conseguir la hegemonía del mercado de las videollamadas. Durante los últimos meses, hemos sido testigos de un goteo de anuncios sobre mejoras de encriptación para incrementar la seguridad, sobre nuevos mecanismos para aumentar los controles de acceso a las reuniones o sobre nuevas prestaciones para dividir una videoconferencia en diferentes grupos de trabajo o para conseguir salas de reuniones más atractivas y cómodas. Todo un arsenal de medidas para intentar hacerse con el control de este suculento mercado que, por lo que parece, va a continuar al alza durante una larga temporada.

Gráfica que muestra que el uso del chat es, por ejemplo, uno de los factores que más integra a los asistentes.
¿Qué involucra a los usuarios en un evento virtual? Fuente: IDC

A pesar de que nos hemos acostumbrado a su uso y hemos aprendido cómo mantener la etiqueta en una reunión virtual, seguimos echando en falta cosas de las reuniones presenciales. Es obvio que las videoconferencias están cumpliendo su objetivo y están facilitando la actividad y las relaciones laborales en el teletrabajo y en unos tiempos en que se ha impuesto el distanciamiento social. Aún así, las relaciones profesionales, la socialización y la creación de redes se están viendo afectadas. No es lo mismo ver a los compañeros a través de una pantalla y en un tiempo muy limitado, que sentarte junto a ellos rodeando una mesa y mirarlos a los ojos. Una investigación de IDC confirma que la gente todavía está buscando involucrarse en un evento virtual. Según el IDC Study: Virtual Meetings and Conferences, el 57% de las organizaciones no busca implicar a los asistentes ni les permite participar como grupo. Y es que los ciudadanos esperan mucho más de una reunión virtual, ya que prácticamente todo el mundo las ha estado utilizando para su uso doméstico y, por tanto, tiene grandes expectativas puestas en estas aplicaciones informáticas.

Interpelar a los participantes, preguntarles a través del chat y usar herramientas de comunicación en línea son solo algunos de los gestos que consiguen involucrar a los asistentes en un encuentro virtual. Y es que parece que nos estamos cansando de ver a nuestros compañeros o colaboradores en una pantalla en forma de mosaico o cuadrícula. Lo han bautizado como “fatiga Zoom” y quizás sea, por eso, que las compañías tecnológicas están corriendo a implementar nuevas funciones que incrementan la interacción entre los participantes o que simulan diferentes espacios en los que los asistentes aparecen todos sentados, uno al lado del otro, intentando reproducir la tan añorada sala de reuniones de la oficina. Todo eso mientras empezamos a oír hablar de cómo usar la realidad virtual en los encuentros de trabajo.

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