La brecha de género en el sector TIC
Solo una de cada diez nuevas matriculaciones en estudios de informática en las universidades españolas corresponde a mujeres. Es una cifra aplastante que, junto a los datos de mujeres profesionales TIC, evidencia y confirma que la presencia femenina en el sector tecnológico continúa siendo minoritaria. La clave para revertir esta situación, según expertos y numerosos estudios, está en despertar y motivar las vocaciones tecnológicas entre niñas y adolescentes.
La brecha de género comienza en la elección de los estudios. Unos estudios, los del ámbito tecnológico, que siguen lastrados de estereotipos y prejuicios y que muchos interiorizan en la niñez. De hecho, aunque las mujeres suponen el 54,7% de las nuevas matrículas universitarias en España, en carreras como Informática este porcentaje se queda solo en el 13%, la mitad de la media de la carreras STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics). Así se desprende del último informe La universidad española en cifras de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) que señala que Informática es la carrera de los campos tecnológicos, junto a la de Ingeniería de computadores, donde la presencia femenina es menor. La excepción es Biotecnología que se sitúa por encima de la media con un 61,1%.
Pero, obviamente, las desigualdades no se quedan en el acceso a la universidad y este desequilibrio se traslada al mundo laboral. De los cerca de 620.000 profesionales TI que hay en España, solo unos 100.000 son mujeres, es decir, el 16% del total, según los últimos datos publicados por Eurostat referentes a 2018. Un porcentaje que se sitúa un punto por debajo de la media europea y que ha disminuido en un 1,4% desde 2015. Entre las causas se encuentran las barreras laborales relacionadas con el denominado techo de cristal o la repercusión de la maternidad y los cuidados que afectan, en general, a todo el empleo femenino y a los que, según el Libro Blanco de las mujeres en el ámbito tecnológico, habría que sumar “el sentimiento de hostilidad que sienten muchas profesionales, el menoscabo de conocimiento, habilidades o falta de autoridad”.
A todo ello se añade, además, la brecha salarial de género que, según el informe Mujer y tecnología 2018 del sindicato UGT, ha aumentado en el sector TIC hasta el 2,5%. Los hombres ganan, de media, unos 33.090 euros al año, mientras que el sueldo medio de las mujeres se queda en los 26.573 euros. El estudio de The State of Wage Inequality in the Workplace revela otro dato preocupante: en el 63% de los casos las propuestas salariales, para el mismo puesto y para la misma compañía, son más altas para los hombres que para la mujeres.
Los Servicios de Informática de las universidades españolas tampoco se escapan de esta situación y, como ya explicamos en otro artículo, solo el 24% del personal son mujeres. En este ámbito, la percepción de las desigualdades de género es diferente entre mujeres y hombres. Mientras que el 36% de las mujeres afirma que hay más dificultades en promocionar a las mujeres que los hombres en los Servicios de Informática, solo un 7% de los hombres considera que sí existen esas limitaciones.
Ante este panorama son muchas las voces que reclaman medidas e iniciativas para fomentar la incorporación de las mujeres en el sector tecnológico y romper esta brecha de género. Y cada vez proliferan más iniciativas que buscan despertar vocaciones científicas. La Universitat Jaume I (UJI) de Castelló, por ejemplo, ha firmado recientemente un convenio con la Real Academia de Ingeniería con esta misión. Asimismo, a través de la Fundació Universitat Jaume I-Empresa (FUE-UJI), participa en el proyecto europeo E-STEAM que pretende aumentar la presencia femenina en los grados de ciencias.
